Deshojando margaritas

Somos rehenes de nuestras palabras y de nuestros actos, lo somos queramos o no, sin embargo, esa es una máxima que la clase política española no parece aplicarse y de ahí esa falta de autocrítica, obcecada y retante, de los líderes políticos y sus allegados, todos ellos alejados del clamor de la calle y es por eso que no saben leer los resultados electorales, más bien se empeñan en justificar lo injustificable convencidos de sus propias mentiras.

Alucinamos al comprobar que el partido de la corrupción endogámica por excelencia, arrasa en unas segundas elecciones ante una masa de gente cabreada que prefiere lo malo conocido mientras escupe de lado; se nos ensombrece el alma cuando vemos como vuelve a crecer el abstencionismo de izquierdas, pero nada pasa por casualidad.

Cada partido tiene su público. Cada partido arrastra unos “fieles” que nunca van a faltar a la cita, hagan lo que hagan, digan lo que digan, pase lo que pase. Al Pepé parece no pasarle factura los escándalos de corrupción que no cesan y continuarán saliendo, porque el Pepé es corrupción en su materia prima, pero su público es extenso, está formado por dos tipos de personas: los temen algo y los que esperan algo. En definitiva, el elector, sea el que sea, se vota a si mismo. ¿Cómo es eso? Lo dije ya en mi anterior entrada previa a las elecciones “Reflexionando” y no me equivoqué un pelo, siento comprobarlo.

Qué importan los datos de Cáritas en cuanto a la pobreza infantil y a la brecha economica, cada vez más ancha, entre ricos y pobres en nuestro país; qué importa si se reinventa la esclavitud y se extiende la precariedad laboral entre la población en edad de trabajar, qué importa si nuestros jóvenes emigran, algunos para nunca más volver, si eso baja el porcentaje en las estadísticas de paro; qué importa si la población envejece y acaba la renovación generacional que a su vez acaba con la posibilidad de futuras pensiones porque no hay oportunidades para que los jóvenes se planteen formar sus familias y tener hijos… qué importa, si todo eso agrada a los dueños del mundo y una gran parte de la población ni se lo plantea absorta en su propio ombligo?

En este país hay más miedo que vergüenza y eso no es de ahora, es de bastante tiempo atrás, tal vez por la educación recibida con gran peso franquista. Al español no le gusta complicarse mucho la vida, aunque eso signifique que se la complique el doble, así que vota lo que lleva dentro: miedo y poca vergüenza. Por otro lado, hay que reconocerle al Pepé un mérito: saber convencer dirigiendo su campaña a esos “valores” tan arraigados en una mayoría de ciudadanos y ciudadanas (sobre todo éstas últimas, mal que me pese) con una edad que supera los cincuenta años, con poca voluntad abstencionista y en donde las mujeres, mayoritarias en las franjas de población mayores de 50, son mucho más conservadoras que los hombres y mucho más tendentes al seguimiento de la orientación política televisiva. Si además le añadimos que los votos que pudieran dividirse con la aparición de Ciudadanos no fueron tantos por el acertado llamamiento al voto útil, tenemos el guiso perfecto: ¿por qué votar a la copia si podemos hacerlo al original?.

Pero ¿qué pasa a la izquierda del Pepé?

Decía al inicio de esta entrada que somos rehenes de nuestras palabras y de nuestros actos. Si recordáis mi entrada de principios de febrero “Haciendo porras –primera parte-“ ya le hice una crítica a Pablo Iglesias por su “cagada” al anunciar a bombo y platillo, (como el chaval que hace caballitos con la moto ante las nenas) su futuro gobierno en alianza con el Psoe y cuyos cargos ya estaban todos repartidos. Ya dije en aquel momento que la había cagado. Los errores tácticos se cargan las estrategias por muy buenas que sean. Al interno del partido también lo dije y añadí que, sin bola de cristal ni nada, la factura iba a ser alta. No me equivoqué. También me acarreó algunas enemistades o al menos susceptibilidades que por cierto, me la bufan. Debe ser porque ya soy vieja, pero aunque me jorobe el tema, en análisis político fallo poco.

Aquello fue el principio de una caída sin autocrítica que la contuviese. La arrogancia del candidato continuó ajeno a las antipatías que iba despertando, ajeno o indiferente o ambas cosas que para mí se traduce en insensatez y falta de miras. Pero, ¡ojo! No es que yo crea (tampoco en aquel momento, también lo dije) que una actuación más correcta e inteligente, como por ejemplo no dar por hecho un gobierno con plena participación de Podemos encabezado por Psoe, iba a hacer que éste último dejara sus coqueteos con el derechoso Ciudadanos para conformar ese anhelado gobierno de izquierdas ¡Ni mucho menos! Pero no hubiera generado el rechazo tan grande que generó y hubiera mostrado un líder mucho más maduro ante una ciudadanía harta de matones y de luchas de poder. Tengo la convicción de que, la campaña del miedo tan bien llevada por el Pepé e incluso por el Psoe contra Podemos, no hubiera encontrado tierra donde fertilizar, sobre todo, entre aquella gente que ansiaba haber encontrado por fin un referente político que representara su interior, su voto (recuerdo que nos votamos a nosotros mismos).

La política es una cuestión seria, no se puede frivolizar con ella porque tiene en sus manos la vida y el futuro de las personas, las de ahora y las de mañana. La ciudadanía quiere representantes políticos que se tomen en serio su responsabilidad, sin vaivenes, sin intereses viciados, con la honestidad de quien quiere trabajar para servir a ese fin. En táctica, Iglesias suspende y el cambio de estrategia sin haber hecho la autocrítica correcta, también fue una cagada. Bajó el tono de voz (tarde) y empezó a confundir al personal: mientras hoy abrazaba a Julio Anguita con un llanto fingido que inspiraba vergüenza ajena por lo que se notaba de falso, mañana lanzaba loas a Zapatero, ensalzándole y jurando beber de su sabiduría como Pequeño Saltamontes.

¡Pablo! ¡Por dios! Zapatero es buena gente, pero de ahí a ser el mejor Presidente de la historia de España… vamos a dejarlo en que es buena gente pero eso sí, débil. La patita la metió bien adentro con el asunto del artº 135 de la Constitución y a espaldas de la ciudadanía, eso le descalifica un pelín, majete. Esa decisión colea y coleará porque ya sabes que la Constitución es la hostia e intocable para algunas cosas (referéndum catalán, por ejemplo) pero absolutamente maleable si es para joder a los españoles y contentar a las autoridades económicoeuropeas y españolaschupaculos.

Ante semejante ristra de majaderías nos podemos dar con un canto en los dientes si solo se han perdido un millón y pico de votos, la espantada podría haber sido mucho mayor y soy de las que piensan que la unidad con Izquierda Unida no es contraproducente, sino necesaria. No creo que ese haya sido un factor importante en la pérdida de confianza de los electores.

De hecho, en las ciudades donde Podemos ha logrado Alcaldías, el número de votos a la formación aún después de unirse a IU, ha bajado a excepción de Barcelona. No creo que haya sido porque los alcaldes podemitas lo estén haciendo fatal, al contrario, la misma persona vota diferente: no es lo mismo votar a Kichi en Cádiz o a Carmena en Madrid, que votar a Iglesias para Presidente del Gobierno.

En cuanto al Psoe, bueno, es para sentarse con un cubo de palomitas y disfrutar del espectáculo. Esos son otros que piensan que la autocrítica les rebaja el “caché” o simplemente desconocen que existe y es que, esa (la autocrítica) tan de moda en mis tiempos de militante de célula semi clandestina (tenía su morbo) al parecer a pasado a estar más pasada que las hombreras de los 80. Estos también lo han hecho todo de “puturrú” y la culpa es de los demás, sobre todo de Podemos que votó no en la investidura de SánchezRivera o de RiveraSánchez, no sé.

El Psoe va muriendo poco a poco y no se ha muerto del todo porque también tiene su público, bastante público, por cierto. Más público por tradición que por convicción y de hecho lo de que tienen 140 años de antigüedad lo dicen en prácticamente todos sus mítines, como recordatorio, claro. Aunque me pregunto si al Psoe actual le queda algo del Psoe a cuya añeja identidad alude siempre que puede.

Sánchez también es rehén de sus palabras y de sus actos. Se ha metido en un jardín con pocas posibilidades de supervivencia: ni sí, ni abstención, ni terceras elecciones ¡Chúpate esa!

Unas terceras elecciones darían al Pepé la mayoría absoluta de una tacada y sin despeinarse, ¡qué digo despeinarse! ¡sin levantarse de la cama! Sería la muerte definitiva del Psoe, aunque eso me la trae al fresco, lo que me preocupa es que sería un desastre histórico para la ciudadanía española actual y de las generaciones venideras.

Vuelvo a preguntarme sin lograr respuesta, ¿tanto “no” rotundo que alardea el Psoe ante Rajoy cuando han estado dispuestos a formar gobierno de la mano de Ciudadanos que es lo mismo o peor? Pero si hace seis meses se negaron a formar gobierno en alianza con otras fuerzas de izquierda encabezada por Podemos ¿cómo justificar que hoy, con cinco diputados menos lo puedan intentar? No les quedaría otra que apoyarse también en fuerzas independentistas, de las cuales ya renegaron para tomar fuerza entre los votantes más conservadores y les ha fallado.

Ciudadanos ha quedado más tocado que ellos, luego, tampoco es una alternativa. Solo les queda la abstención para que gobierne el Pepé en minoría, eso al menos nos daría la posibilidad de tumbarle las leyes más reaccionarias y sobrevivir hasta que maduren y se consoliden las izquierdas. Eso o atreverse a intentar una alternativa a Rajoy aunque para eso tenga que reconocer los errores cometidos por él y su partido, por puro egocentrismo partidista y personal.

Desgraciadamente, en las contiendas no siempre se logra el éxito por los méritos propios, sino por los errores del contrincante. Nosotros sabemos mucho de eso, lo vivimos en nuestras carnes de sufridos ciudadanos. Por eso hay tanto voto a lo malo conocido y mientras tanto, con el escozor de saber que nuestras vidas no dependen de nosotros mismos, sino de ese puñado de incompetentes, no nos queda más que cabrearnos y esperar deshojando margaritas.

3 comentarios

  1. icástico · · Responder

    Certero análisis, bruja Maruja (esto es un piropo por tus aciertos precedentes) Lo del Psoe, en efecto, ni si ni no sino todo lo contrario. No sé cómo tienen el valor de tirar de historia cuando la han borrado a cagada limpia (eufemismo), no hay más que leer la vida y obra del fundador Pablo Iglesias Posse para comprender que estos advenedizos son eso, unos míseros pelagatos que no le llegan ni a la suela de los zapatos, eso sí, practican la necrofagia con figura tan ilustre, se alimentan de su cadáver, hasta para eso ha valido persona tan grande. Y del Pablo Iglesias bipolar cada vez se puede decir menos, que es más, o viceversa. A mi me empieza a gustar más «lo uno» que lo plural, gracias a la izquierda, tanto matiz me mata. Es lo único que deberían aprender de la derecha, la unidad, nosotros lo valemos.

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